Los árboles del plof
Ficha técnica |
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Colección: Las mágicas aventuras de la bruja Pamplinas. Libro 1 Autor: Sergio Luz Ilustradora: Begoña Monge Moreno Contenido: cuatro cuentos con 18 ilustraciones a color Edad: de 6 a 12 años Formato: 14 cm x 20,4 cm Número de páginas: 108 Encuadernación: rústica ISBN: 978-84-126190-0-3 Salida a la venta: 14 noviembre 2022 Precio: 10,95 € |
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Ficha técnica
Colección: Las mágicas aventuras de la bruja Pamplinas. Libro 1
Autor: Sergio Luz
Ilustradora: Begoña Monge Moreno
Contenido: cuatro cuentos con 18 ilustraciones a color
Edad: de 6 a 12 años
Formato: 14 cm x 21 cm
Número de páginas: 108
Encuadernación: rústica
ISBN: 978-84-126190-0-3
Salida a la venta: 14 noviembre 2022
Precio: 10,95 €
Los árboles del plof
La bruja Pamplinas quiere recoger los frutos hincha-hincha-hincha-plof, necesarios
para preparar algunas pociones. Sabe que los árboles del plof dan sus frutos solo una
vez al año, que se conservan en sus ramas solo durante un día, y luego se hinchan,
se hinchan, se hinchan y explotan con su característico "plof".
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La bruja Pamplinas quiere recoger los frutos hincha-hincha-hincha-plof, necesarios
para preparar algunas pociones. Sabe que los árboles del plof dan sus frutos solo una
vez al año, que se conservan en sus ramas solo durante un día, y luego se hinchan,
se hinchan, se hinchan y explotan con su característico "plof".
¿Qué peripecias le ocurrirán a nuestra despistada bruja? ¿Se perderá por el camino
y no llegará a tiempo de recoger los frutos hincha-hincha-hincha-plof?
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Érase una vez, en un bosque muy lejano, una bruja llamada Rosalinda de Riosín, pero a
la que todo el mundo conocía comola bruja Pamplinas. Se ganó el sobrenombre a pulso, por sus
numerosos despistes y meteduras de pata.
Por ejemplo, en una ocasión, un aldeano le pidió la pócima para el dolor de muelas y ella le dio la
poción de levitación. El pobre, al tomarla, empezó a elevarse en el aire, y flotó y flotó pidiendo auxilio.
Todo el pueblo salió a intentar atraparle con sus cazamariposas. ¡Fue un acontecimiento inolvidable!
Algunos aldeanos treparon por los árboles, otros le aguardaban sobre los tejados de sus casas. En fin, fue
tan divertido que, mucho tiempo después, los niños seguían persiguiéndole por las calles y le
pedían que flotara otra vez.
La bruja Pamplinas no era ni buena ni mala; era despistada, un poco torpe y muy miope. No tenía
mal carácter, pero tampoco era muy sociable. No era ni joven ni vieja, ni gorda ni delgada, ni alta ni baja.
Tenía el pelo castaño y los ojos azules, que brillaban alegres a través...
Pócima desastrosa
Cuando la bruja Pamplinas prepara sus pociones mágicas suelen ocurrir cosas extraordinarias
y algunas muy divertidas. Al principio todo va bien. La bruja prepara una poción tras otra,
y emplea un buen rato para limpiar bien el caldero. Las pompas de jabón flotan por toda la casa.
Luf juega con ellas en el aire, y hasta Milkifú salta y las explota. ¡Se lo están pasando en grande!
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Cuando la bruja Pamplinas prepara sus pociones mágicas suelen ocurrir cosas extraordinarias
y algunas muy divertidas. Al principio todo va bien. La bruja prepara una poción tras otra,
y emplea un buen rato para limpiar bien el caldero. Las pompas de jabón flotan por toda la casa.
Luf juega con ellas en el aire, y hasta Milkifú salta y las explota. ¡Se lo están pasando en grande!
Pero para la poción de levitación le falta un rabo de ratón. Sin duda el gato Milkifú
se lo podría traer sin problemas. El perezoso Milkifú busca un apaño que no le suponga
mucho esfuerzo y le trae un rabo de lagartija. "¿Qué importancia puede tener?". ¡Menudo caos!
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El día en que la bruja Pamplinas preparaba sus pociones mágicas se convertía en una
especie de fiesta. Todos en su casa iban y venían muy atareados, e
incluso Milkifú tenía que participar, aunque fuese a regañadientes.
Solían ocurrir cosas extraordinarias y algunas muy divertidas, como una vez que a
Pamplinas se le cayó un poco de pócima de invisibilidad encima, y
sólo se le veían las piernas hasta las rodillas, los brazos y la cabeza.
En otra ocasión, agrandó por accidente a los ratones, que se
volvieron del tamaño de las personas. Pamplinas, Luf y, sobre
todo, Milkifú, asustados, huyeron de casa, y esperaron horas sentados
sobre una rama alta de un árbol cercano, hasta que se pasó el efecto
de la pócima, y pudieron volver.
La bruja Pamplinas, como siempre, puso sobre el fuego de la
chimenea el caldero especial para las pociones. Sacó el Gran y Gordo
Libro de Magia y lo colocó sobre la mesa. Todo iba a salir bien:
tenía sus gafas a mano, había cocinado suficiente comida para
todos... Solo quedaba armarse de paciencia y preparar las pociones...
Reunión de seres mágicos
En un agradable paseo por su querido bosque en compañía de Luf y del gnomo Prynk,
la bruja Pamplinas se encuentra con unas preciosas hadas. Las hadas les invitan a la reunión
de los seres mágicos del bosque, que se va a celebrar esa misma noche.
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En un agradable paseo por su querido bosque en compañía de Luf y del gnomo Prynk,
la bruja Pamplinas se encuentra con unas preciosas hadas. Las hadas les invitan a la reunión
de los seres mágicos del bosque, que se va a celebrar esa misma noche.
Pero antes tienen que demostrar que son seres mágicos. ¿Cómo lo harán? ¿Qué ocurrirá en la reunión?
¿Qué magia mostrarán esos personajes tan peculiares?
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A la mañana siguiente, la bruja Pamplinas, todavía bajo la
impresión de los percances con las pociones, decidió pasar un día
tranquilo, haciendo cosas que le gustasen, como recoger bayas, setas,
raíces y plantas aromáticas, y charlar con los demás habitantes del
bosque, sus vecinos.
Salió temprano con Luf después de comer. Fue adentrándose en el
bosque por un caminito. La luz del sol se filtraba a través de las hojas de
los árboles y le hacía sonreír de gusto. Los pájaros cantaban alegres
e intercambiaban saludos con la lechuza Luf, que revoloteaba de un
lado para otro, contestando a todos.
La bruja Pamplinas se puso a recoger moras de una zarza, sin
poderse resistir a tomar algunas, porque estaban riquísimas. Siguió
cogiendo bayas, y en un momento se encontró con una que se le resistía.
Tiró de ella con todas sus fuerzas y la baya dijo:
—¡Ay, juelta bis barices!
Tras la voz apareció un topo muy enfadado. Farfullaba:...
Visita a Malignia
Un día la bruja Malignia envía a Pamplinas al búho Gruñón con un mensaje, que dice: |
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Un día la bruja Malignia envía a Pamplinas al búho Gruñón con un mensaje, que dice:
"Ven a verme pronto, prima. Necesito que me ayudes en algunos asuntos. Te espero".
¿Qué querrá Malignia? ¿Para qué necesita la ayuda de Pamplinas? ¿Qué harán las dos brujas?
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El búho Gruñón llegó volando a casa de la bruja Pamplinas. Traía un mensaje para ella de su
prima, la bruja Malignia, que decía: «Ven a verme pronto, prima. Necesito que me ayudes en algunos
asuntos. Te espero».
Pamplinas se sintió un tanto inquieta. Su prima le parecía muy extraña, porque siempre estaba de
mal humor y disfrutaba perjudicando y haciendo daño a los demás. Por eso no tenía buena
reputación entre los seres mágicos, a pesar de ser muy eficaz en sus brujerías.
En una ocasión, petrificó a una bandada de pájaros, porque le molestaba su canto. En otra,
transformó en lodo el tesoro de un dragón para verle llorar.
No le gustaban ni las flores, ni las plantas, ni los seres vivos en general.
El sol le causaba una especie de sarpullido en la piel en forma de manchas, que picaban y la volvían
todavía más irritable de lo que solía estar. Por eso, vivía en una siniestra torre en lo alto de una montaña,
cubierta siempre por unas nubes negras, que apenas dejaban pasar la luz del sol, e iluminaban la lúgubre
casa de Malignia con sus rayos de...